miércoles, 30 de marzo de 2011

Verano - Ocaso

Verano, ocaso, es la última puesta de sol que veo de esta estación, aquella que de niño añoraba tanto su llegada y que tenía tanta nostalgia cuando terminaba, hoy, años después,  nada de eso parece haber cambiado, te vas y no volverás.
Pienso en este verano en particular, en cada cosa que sucedió, cada hecho, cada acontecimiento, desde el más importante hasta el más trivial,  ya te vas y una gran parte importante del año se va contigo, es algo inevitable, el tiempo siempre avanza, mientras tanto algunos recuerdos me dan alegría y otras algo de cierta tristeza, tan solo, puedo limitarme a verte, y ver como te marchas con este ocaso, observo como el sol brinda sus últimos rayos en el último día de ésta, su estación.
Ojalá duraras mas tiempo, Dios sabe porque duras lo que duras.
Ya estás expirando, tu calor ya no es el mismo de semanas atrás y ahora cada mañana encuentro una blanca neblina sobre el cielo que puedo ver a través de mi ventana, Lima, le empieza a hacer honor al sobrenombre que tiene de ser una ciudad con cielo gris. El ver tu cielo, me hace recordar aquella pequeña historia escrita por Arguedas en su obra “El Sexto” en la cual indicaba que los incas le sugirieron a Pizarro (como una maldición tal vez) que fundara la capital del Perú, en el único valle nebuloso y sin sol de todo el litoral peruano, ¿Será verdad todo eso? La verdad, no lo sé, en lo personal, me encanta Lima, pero me encanta más cuando está soleada.
Cielo soleado, algo que tal vez no veré en varios meses, pero aún así, hay algo que me alegra, me devuelve una ligera esperanza,  ya que recuerdo que siempre hay un cálido sol más arriba de esas grises nubes, siempre sabré que aunque el verano termine, el sol no se irá para siempre y que día a día alumbrará.

Es cierto, verano, te vas y no volverás, una estación nueva inicia y en el futuro algún verano nuevo te reemplazará.




 
Días colegiales (días arguedinos), recuerdo otra puesta de sol en la cual yo me encontraba en los últimos años de la escuela secundaria (no recuerdo si era 4to o 5to... Creo que fué en 4to), un amigo, con el más enriquecido léxico de una persona entre 14 y 16 años, me dijo:

“Cha’ que, el cielo está pulenta on! ”

Después de reírme de esa expresión (dicha de una forma no apirañada ni tampoco "ficha"), observé el cielo y era cierto, el cielo de esa tarde era especial, hermoso, único (como muy pocas veces se puede observar en un invierno), lo cual me hace pensar que, hasta en el más frío invierno limeño, siempre hay un sol que brindará luz.

El sol se va, pero, con su ida una nueva etapa inicia, mañana es un nuevo día, la gente tal vez siga siendo indiferente hacia él, tal vez la neblina cubra todo el cielo, pero, aún así, él seguirá brindando su luz.




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