jueves, 29 de septiembre de 2011

Nada puede valer más…

Extraño, si, me siento de esa manera, me encuentro sentado frente al ordenador a estas horas de la madrugada cuando sólo había ingresado para abrir mi cuenta de Facebook (cerrada por diversos motivos) tan sólo por el hecho de saludar a alguien por su cumpleaños. Confuso, he estado invirtiendo mi tiempo en cosas buenas (por así decirlo) y despilfarrándolo de una gran manera en demás tonterías. Solo, no, no han aparecido hasta ahora las amistades trascendentales que hace cierto tiempo creí tener. Confundido, perdóname Dios (tú entiendes… Espero). Pensativo…
Hace unos cuantos días se jugó el “Clásico de los clásicos del fútbol peruano” Alianza Lima VS Universitario de Deportes, el hecho de redactar los incidentes del partido es algo que podría estar de más (me limitaré a decir que culminó en un 2 a 1 a favor de Universitario), soy aliancista desde que tengo memoria, el resultado no me agradó (sobretodo, teniendo en cuenta que el segundo gol de Universitario ocurrió en los minutos de descuento), pero, tan sólo quedó en eso, dá igual, los días “Alianzacéntricos” para mí han quedado atrás, es sólo uno más de tantos otros clásicos (y por cierto, Alianza sigue puntero ) para qué preocuparme. Pero, por lo visto, aún con el resultado a favor, para un grupo de barristas de Universitario esto no fue suficiente, quienes irrumpieron en los palcos y en un  incidente confuso, acabaron con la vida de Walter Oyarce, hincha de Alianza Lima, un hincha como yo, un hincha como tú, un hijo, un amigo, una persona, UNA VIDA…

Dicho sea de paso, nunca conocí a este hombre; viendo este asunto desde otro punto de vista, en algunos casos veo a gente que sale a gritar “No a la violencia”, pero… Paradójicamente, son este tipo de gente la más violenta cuando ocurre el hecho de que alguien pueda oponerse a sus opiniones o forma de pensar. Es trágico, triste, lamentable, estúpido y demás adjetivos que no me vienen a la mente en este momento, el pensar que una vida pueda haberse perdido tan sólo por un momento de ira y furia, de dejarse llevar por las emociones, de vivir el momento (momento en el cual los agresores se encontraban nublados de cualquier tipo de misericordia), de asesinar a alguien por algo tan simple y tan vano como es un equipo de fútbol.

 
 


Ese mismo sábado… Ocurrió que estuve a punto de perder para siempre a alguien importantísimo en mi vida, no lo supe hasta después de varias horas, sólo mencionaré eso sobre este suceso. No obstante, sé que de no tener a esa persona aquí, las simples palabras no bastarían para describirlo “pena” “aflicción” “abatimiento” “congoja”… La verdad no creo que hubiesen sido palabras suficientes (que horrible debe ser para la familia de aquel chico ya no poder verlo más).
Mientras tanto, tú no te has ido, pero a veces siento que te extraño, aún estás aquí y eso es bueno, sigues enojándote de cuando en cuando, pero ahora eso importa muy poco porque aún puedo oír tu voz, aún puedo tenerte aquí cantando, aún puedo tenerte aquí hablándome mientras bebes café y miras esos doramas que tanto te gustan. Por primera vez, tengo miedo de que te vayas, de que ya no te pueda tener aquí por mucho tiempo, de dejar de escuchar la palabra “cholito” cuando me hablas.
Eres valiosísima, recuérdalo, no quisiera que te vayas por una causa absurda, ninguna palabra, mentira, acción, etc. Puede llegar a valer más que tu vida, recuérdalo J
Por primera vez (creo que en toda mi vida) tengo deseos de abrazarlos a todos ustedes (ustedes saben quienes son) hasta que se me entumezcan los brazos, de perseverar en sus consejos y de amarlos aún cuando a veces lleguen casi a destruir mi autoestima con sus palabras o acciones, no me importa, los tengo a ustedes y eso es lo que vale.
Quiero conocerlos, hablar pavada y media, reír de momentos extraños como cuando nos sentábamos alrededor de esa vela en los inicios del 2007 y reírnos de ese sentido del humor único del cual sólo nosotros sabemos reír.
Quiero escucharte siempre y siempre la frase “ese es un peliculón” mientras estas sentado en el mueble y a ti “gruñirme” cada vez que llegas a las 2:30 PM; mientras que tú me hablas sonsera y media mientras estás echado en tu cama y tú sigues comiendo ese pan con queso que tanto te encanta (ustedes saben quienes son).
Puedo estar confundido con muchas cosas, menos con ustedes, nada vale más que sus vidas; recuérdenlo J

Dedicado a:

Aquella bebedora de café y pan con queso que me dice “buenos días” así sea la 1:30 PM.
Aquel que me enseñó lo bueno que es caminar y lo relajante que puede ser el hablar tontería y media.
Aquella que me “gruñe de cariño” (tú entiendes xD) y con quien no importa para nada que pueda comportarme como un chibolo de 12 o 13 años.
Y a aquel que a pesar de sus quejas, nunca ha dejado de confiar en mí y lo demuestra trabajando día a día, aquel que me sembró la pasión de ser abogado.

Gracias a todos ustedes por todo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

(Paréntesis; 31 de Agosto : Día del Blog)



Buenas tardes, si bien es cierto debería escribir la tercera parte de “Políti – K.O.” aquí, quisiera hacer un “paréntesis”, en otras palabras, un pequeño espacio que no tiene que ver con el tema mencionado en posteadas atrás, debido a esta fecha especial (por así decirlo).
Sinceramente, no sé mucho sobre el día del blog, si han ingresado para sacar información acerca de dicha fecha es mejor que sigan buscando, poco o nada es lo que puedo mencionar acerca de esa fecha sólo sé que se celebra el 31 de agosto, que se eligió esta fecha porque las cifras 3108 se asemejan a la palabra blog (no sé porqué) y que ayer no pude publicar nada al respecto por causas de fuerza mayor.
Para esta fecha, decidí escribir algo diferente, y sin más preámbulos aquí está esta posteada respectiva a la fecha, no, no es un homenaje ni nada que tenga que ver con la fecha, es sólo una creación y "analogía" de mi parte, sé que hay gente que sabrá muy bien sobre qué estoy hablando aquí y hay otros a quienes se les hará muy dificil entender estas palabras, no obstante lean y analicen de gran manera (no soy un escritor experimentado, sólo un viviente caminante parlante), Feliz Post-Día del Blog (:


Loan y la balada de los caminantes muertos

Y en la urbe ellos caminaban
Caminaban y no cesaban
Muertos creyendo estar vivos
En medio de la inmundicia ellos se desplazaban...

Loan despertó, se sentía extraño, ayer había sido una día poco común, había ido a ese lugar tan raro con gente aparentemente descabellada, le dijeron que conocería a alguien especial, a alguien único, eso es lo que más resaltaba de todos los recuerdos que tenía en su mente. Tenía mala memoria y solía recordar los hechos que le ocurrían por partes. Él tenía la sensación de que este día sería un día especial, un día diferente.
Y en verdad tenía razón.
Salió de su cama y se preparó el desayuno, las noticias narraban algo insólito la verdad se distorsionaba, a nadie parecía importarle, salió de su departamento con pocos inquilinos y de dueños con carácter agrio y se fue a su trabajo.


Caminando al paradero, aparentemente todo iba normal, era un nuevo día en la grisácea ciudad de la certidumbre muerta, un día como muchos, una sensación rutinaria, todo iba, todo marchaba de una forma tan monótona… Hasta que, Loan descubrió algo en las personas que caminaban con pasos perdidos, algo que no había notado antes, algo de lo cual no se había percatado y es que todas las personas estaban diferentes, tenían algo peculiar todos ellos, algo de lo cual Loan antes no se había dado cuenta ni prestado atención,  era como si ellos no tuviesen rasgos a muerte, eran como caminantes muertos.
Lo curioso era de que ellos no se percataban de eso, caminaban, hablaban reían y eran “felices”, desempeñaban diversos cargos, se preparaban en diversas ramas de estudios, pero, nadie era diferente, todos tenían en sus rostros ese rasgo a muerte.
Loan se preguntaba acerca del nuevo aspecto de ellos y se sentía extraño, él no se veía igual o por lo menos no se vio de esa forma en su espejo en esta mañana y además, se sentía diferente respecto a los otros días anteriores. Habiendo terminado el turno en su trabajo (en donde las personas (ahora caminantes muertos) repetían interminables rutinas de forma infeliz y monótona) fue a almorzar y luego a prepararse para sus estudios nocturnos.
Un gran temor invadía su ser, intentaba actuar de forma normal, pero no se atrevía si quiera a dirigirle la palabra a alguien, ni siquiera a sus amigos, estaba aterrado, pero era algo extraño, ya que, había algo (o alguien) que le impedía salir corriendo.


Comiendo, no pudiendo disfrutar de aquel almuerzo, se sentía abrumado con esos pensamientos, veía como muchos muertos devoraban a otros en las transmisiones de la televisión, aparentemente había disputas entre ellos por el poder de la grisácea ciudad en cual habitaban, otros muertos manipulaban de forma muy convincente a muchas masas prometiéndoles una vida feliz y justa, pero… No importaba que hicieran, ellos no dejaban de estar muertos. Otros parecían que tenían vida, ya que exteriormente eran muy llamativos, pero podía notarse toda la inmundicia al momento de tratar de comunicarse y en su actuar, en la forma como se desplazaban y en su vivir.
Loan los veía en todos lados, andaban en masas, solitarios, algunos desesperados, en los medios, y por televisión podía ver que hasta los había en el extranjero “¿Qué es esto? ¿Una enfermedad? ¿Alguna maldición?” se preguntaba Loan.  Los muertos aparentemente no se daban cuenta de su presencia, daba igual, todo lo que importaba era el momento y Loan no era alguien que significase algo en ese instante para ellos.
En medio del bus, veía a algunos muertos que al parecer sufrían más que los demás, pedían metales acuñados en forma de diminutos discos para poder continuar en sus rutinas, los demás en gran mayoría eran indiferentes, Loan y unos pocos les dieron algunos de esos metales.
La gente parecía podrirse en vida, pero ellos, aparentemente vivían. Loan no entendía cómo es que esto sucedía.
Cada caminante moribundo, tenía algo que aparentemente le daba valor o significado a su vida (o por lo menos así parecía). Algo así como un centro de su existencia. Algunos tenían objetos, otros anhelaban los diminutos discos de metales acuñados y diversos papeles, otros deseaban otro tipo de emociones pasajeras, algunos ingerían diversas toxinas esperando vivir más, otros centraban su vida en otra persona, doctrina, en ellos mismos, etc.
Parecía como si estuviesen presos, presos de muchas cosas y ellos mismos no lo supieran.
La noche caía, a Loan le parecía algo curioso que se le llamara “vida nocturna” a algo con tanta muerte que rodeaba la ciudad al momento de caer la oscuridad. El se fue a estudiar.
Un aura extraño rodeaba en el ambiente. Loan decidió no prestarle atención No sabía ni siquiera si estar ahí o no. Gente sabia, gente pudiente, gente exitosa, gente muerta. No importaba que cosas dijeran, no podía dejar de ver los rasgos de muerte en sus rostros, en sus manos, en su cuerpo, en su corazón.
La verdad seguía distorsionándose también en clase, la relatividad ganaba terreno en la ciudad grisácea.
De vuelta en casa, echado en cama, se puso a pensar, que es lo que había sucedido, todo este tiempo el muy tranquilamente había estado viviendo con los demás… ¿Por qué todo era diferente? ¿Por qué ahora todo estaba tan mal?...
El teléfono suena y Loan sale de su sueño con los ojos abiertos.

Era aquel amigo que lo invitó al extraño evento del día anterior.
Había algo curioso en él, su voz era peculiar, parecía que de algún modo tenía más vida que los demás, en sus palabras en sus expresiones en su voz, todo era diferente.
La pequeña conversación consistió en cómo se encontraba Loan y algunas que otras recomendaciones y una invitación más a ese extraño lugar.
Loan aceptó.

Loan no pudo evitar preguntarle a su amigo qué es lo que sucedía. Por qué todos parecen muertos en vida, por qué nadie hacía algo al respecto por qué todo estaba tan relativizado Por qué…

“Tienes nueva vida”, le dijo aquel amigo – “ Ayer aceptaste que el rey de majestad ingrese en tu corazón, eso… Te diferencia de los demás ante sus ojos”

“Qué, ¿Qué cosas dices?” (Respondió Loan muy confundido)
“El prometió a todos aquellos que lo reconozcan como Señor y Salvador brindarles una vida nueva y hacer nuevas todas las cosas, la mayoría – dijo su amigo- no conoce esa verdad, la conoce y la ignora o la distorsiona, es por eso que están muertos y es por eso también que es nuestro deber comunicarla”

Todo esto era demasiado raro para Loan… Pero, no podía ignorar el recuerdo de la muerte en cada rostro de aquellas personas que él pudo ver.
“Dime ¿Qué es lo que se tiene que hacer?” (Preguntó Loan)
“Lo más importante es…
De pronto y sin previo aviso la puerta de su edificio con pocos inquilinos empezó a ser golpeada. Loan dejo el teléfono a un lado, aparentemente los muertos sabían que Loan estaba ahí, destrozaron la puerta, no se podía concebir la idea de que alguien se atreva a ser diferente a ellos y tuviese vida verdadera, Loan cerró la puerta de su departamento y puso un mueble en ella, pero… Sabía que muy poco era el tiempo que tenía, debía escapar o defenderse. O pronto sería uno más de aquella gran masa humana que se desplaza en caminos de muerte.
Antes de salir por una ventana trasera, recordó aquel que considero un regalo extraño por parte de su tío, una espada, una espada que (según le dijo aquel tío al que Loan consideraba aburrido) “es viva y eficaz, mas cortante que cualquier espada de doble filo y puede penetrar hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas, los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”… Loan recordó eso y volvió al presente de forma muy rápida, siempre consideró esas palabras como totalmente absurdas, pero ahora no había tiempo que perder, esa espada debía estar guardada en ese estante junto con otros regalos de mal gusto que recibió en aquel cumpleaños.

Para sorpresa de él, esa espada no estaba, recordó que la había empeñado, para poder tener dinero aquél sábado.
Los caminantes muertos ingresaron destrozando la puerta de Loan, él apenas pudo escapar, salió por la ventana y saltó desde el segundo piso en donde vivía. Otros caminantes lo vieron y empezaron a perseguirlo, él no podía creer lo que estaba pasando, todos algunas vez parecían tan racionales, tan civilizados, aprendiendo cualquier cosa que les enseñaran, pero ahora Loan era alguien que… Aparentemente había hecho algo demasiado malo para ellos y debían matarlo a toda costa.
Se levantó del suelo, con cierto dolor en las piernas, el cual debió ignorar para escapar, pero, no importaba a donde fuera, siempre habían mas de ellos dispuestos a maltratarlo y hacerle daño para luego matarlo, Loan estaba cansado, “ojalá hubiese alguien más que notase en qué estado me encuentro, ¿No hay nadie que pueda ayudarme?” pensaba mientras corría. Pero, por donde él pasaba, todo se detenía, no importaba, los caminantes dejaban su rutina ya que deseaban detener a Loan como sea.

Loan se escondió en un edifico en construcción, apenas pudo leer un letrero que decía “Aquí se construye una lugar de adoración y enseñanza de la palabra de…”. Tuvo que voltear muy rápido ya que un muerto salió a su encuentro, lo esquivó,  pero era inútil, habían demasiados caminantes como para que él pasara desapercibido, destruyeron aquellas puertas de madera vieja que se suelen usar en las construcciones, subieron todos los niveles hasta llegar al techo, el cual para acceder a él se tenía que abrir una puerta que estaba con llave, Loan sabía que no había tiempo, así que se fue por un pasillo, todo era tan frío, el aire, el ambiente, el sudor en su cuerpo producido por correr tanto. Loan podía oír el canto de los condenados acercándose rápidamente mientras el pasillo llegaba su fin con un hueco en la pared que sería una futura ventana.
Se escondió en lo que vendría a ser un salón de clases, detrás de unas tablas, de pronto, vio un casillero en la pared que estaba enfrente de él, y en esa pared habían unos casilleros con una puerta a medio abrir que por algún impulso extraño decidió revisar, había una extraña caja con un contenido más extraño adentro. La caja decía “Propiedad del Carpintero”…. “¿Qué rayos hace un carpintero en una construcción como está?” (Pensó Loan), pero igual abrió la caja En ella había un papel con una frase que decía…

“El que cree en mí aunque esté muerto vivirá”

PD: Es una promesa, créelo…

Una lágrima recorrió el rostro de Loan, por alguna extraña razón de la cual ni el mismo encontraba explicación… Los muertos ingresaron, pero Loan no opuso resistencia alguna, lo empujaron contra el suelo de modo en que se rompió la cabeza al caer, parecía como si los caminantes le estuviesen gritando incoherencias de forma muy fuerte, cuando de pronto uno de ellos se abalanzó contra él y le arrancó la piel de una parte del abdomen de una mordida, Loan sintió el dolor muy vívidamente pero no se defendió más. Los caminantes lo odiaban y solo deseaban matarlo, cosa que ya estaban haciendo.
Mientras era devorado, a duras penas, Loan pudo divisar que uno de ellos se acercaba con un hacha, no era un caminante común como los otros, es más, parecía como si los demás le tuviesen cierto respeto, en su mano portaba un hacha y en su pecho varios símbolos que Loan no pudo divisar bien, mas sí una frase que decía “rex century”, Loan (debido a pequeños conocimientos que tenía del idioma latín), sabía lo que significaba esa frase…
Sabía que el final había llegado, Loan sólo se limitó a cerrar sus ojos y esperar la decapitación final…
De pronto, Loan abrió los ojos, estaba en su cama, había estado durmiendo y teniendo un sueño que si bien no era una pesadilla, fue muy extraño.
Recordó que ayer había sido un día poco común, había ido a ese lugar tan raro con gente aparentemente descabellada, le dijeron que conocería a alguien especial, a alguien único, eso es lo que más resaltaba de todos los recuerdos que tenía en su mente…

Fue a su estante, estaba aquella espada y aquel papel que lo hizo llorar en aquel sueño, abajo había una segunda postdata…

“Cuéntales. Has que la vida nueva en ellos se haga realidad”

“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!“

[Romanos 10: 14 – 15]